Marco A. Gandásegui, hijo, (Profesor de la Universidad de Panamá e investigador asociado del CELA)
El gobierno del presidente Barack Obama en EEUU se siente vulnerable frente a la revelación de más de 250 mil documentos de sus archivos secretos que comenzaron a publicarse a fines de noviembre. Los documentos revelan tanto las conspiraciones contra los enemigos de Washington como los engaños cometidos contra sus supuestos aliados.
Algunos investigadores están buscando las conexiones entre el colapso del campo socialista, el tráfico de drogas dirigido por EEUU y la “guerra contra el terrorismo”. Al desaparecer la supuesta amenaza comunista de Moscú, EEUU tuvo que crear un enemigo nuevo que tomó una década para definirse – entre 1990 y 2000. La creación de la imagen terrorista de la cultura islámica y la invasión de Irak y Afganistán forman parte de una de los capítulos más confusos de la política exterior de EEUU.El coordinador del grupo llamado WikiLeaks, Julian Assange, quien logró infiltrarse en la red creada por el Pentágono para la distribución de documentos secretos del gobierno, ha sido amenazado por las autoridades de EEUU. Incluso, los suecos han solicitado a la Interpol su arresto por supuesto acoso de dos mujeres de ese país. A pesar de todo, los documentos descifrados fueron recibidos por medios de comunicación europeos y de otras regiones. En EEUU el New York Times comenzó a publicar una selección de los documentos, censurando los más comprometedores.
Lástima que WikiLeaks no incluye los mensajes de las embajadas norteamericanas con información sobre las guerras secretas de ese país que contribuyen a incrementar - a escala global - las ganacias extra-económicas de la banca internacional en el campo del tráfico de drogas, la venta de armas, la lucha por el control de los hidrocarburos (las actividades especulativas y financieras asociadas al crimen organizado). Tampoco incluye informes sobre los avances de las misiones norteamricanas en el extranjero que arrojen luz sobre sus avances en materia de imponerle a todo los países del mundo las políticas de des-posesión neo-liberales. En otras palabras, ingresos que complementan las cada vez más magras ganancias obtenidas mediante la explotación de los trabajadores (la declinación de la tasa de ganancia capitalista).
En el caso de Panamá, se destacan los informes secretos enviados por la Embajada de EEUU a Washington antes de la invasión militar que derrocó al general Manuel A. Noriega en 1989. El 20 de diciembre de ese año EEUU juramentó al presidente Guillermo Endara en una base militar norteamericana quien después nombró un gabinete y comenzó a gobernar.
En Panamá se desconocen los arreglos post-invasión entre EEUU y los nuevos gobernantes panameños. Las contradicciones que surgieron entre Panamá y EEUU, así como entre los propios gobernantes panameños, que se distanciaron, son una historia que no se ha dado a conocer. La invasión que causó muchas muertes nunca ha sido objeto de una investigación a fondo por parte de Panamá. Incluso, no existe una cifra oficial de los panameños que murieron como causa de la invasión militar norteamericana.
EEUU secuestró la totalidad de los archivos de las Fuerzas de Defensa de Panamá (FDP) y sus antecesoras: La Guardia Nacional (1953-1983) y la Policía Nacional (1936-1953). Según investigaciones realizadas por instituciones de varios países, los archivos de las FDP se encuentran en un depósito de en el sur del estado de Florida bajo la custodia del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de EEUU.
En un despacho de la Embajada de EEUU del 13 de diciembre de 1989, clasificada como secreta, y numerada de la sección 01 de 05 Panamá 08545, se describe la situación política de Panamá y los planes del general Noriega para seguir resistiendo el embargo económico de EEUU. Se refiere a las esperanzas que tiene la oposición al gobierno militar de que se produzca un golpe de Estado.
La única parte que está censurada por los encargados de archivar la información se refiere a los nombres de los principales asesores civiles con que contaba Noriega en esa época. Los únicos nombres que aparecen mencionados son los miembros de su Estado Mayor. Todo indica que la Embajada tenía instrucciones de ganarse a estos oficiales. Los documentos se refieren al intento de golpe del 3 de octubre de 1989 como una muestra de debilidad por parte de Noriega. Los agentes norteamericanos no asumen responsabilidad alguna, pero tampoco ven el frustrado golpe del mayor Giroldi y sus compañeros de armas como algo ajeno.
Sobre este incidente, el periodista del Washington Post, Robert Woodward, informó en su libro Los comandantes, con lujo de detalles, como los hilos eran manejados desde las oficinas del entonces Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Colin Powel, en coordinación directa con el presidente George Bush (padre). La decisión última para abandonar a Giroldi a su suerte dentro del Cuartel Central, ubicado en El Chorrillo, fue tomada en la Casa Blanca.
Muchos de los documentos dados a conocer por WikiLeaks son relativamente recientes. La mayoría se refieren a la forma de percibir el mundo por parte de los diplomáticos enviados por EEUU a trabajar en el extranjero. Los informes diplomáticos insinúan que los líderes africanos son ignorantes, los políticos árabes son corruptos y los europeos irresponsables. La documentación descubierta revela una falta de formación política entre los diplomáticos desplegados por Washington. Sus informes reflejan prejuicios adquiridos en los clubes de los suburbios de las ciudades norteamericanas, más que conocimientos adquiridos sobre el terreno.
Panamá, 2 de diciembre de 2010.
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