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Juan Carlos Mas C- médico

Las recientes filtraciones de Wikileaks tuvieron una pequeña rendija por la cual asomarse a la significancia geopolítica de la invasión de Panamá. En una noticia al respecto, publicada fugazmente  en el Panamá América, en la cual se refiere a dicha acción militar, se desliza un despacho que el funcionario norteamericano Bushnell envía a sus superiores, en el cual cita una opinión de Guillermo Ford, político panameño de la oposición de entonces. Este recomendaba que Estados Unidos debiera invadir a Panamá, por lo menos en diciembre,  para que ese acto, realizado con antelación a las elecciones de Nicaragua, disuadiera a los sandinistas de perpetuarse en el poder.

Así pues, aquella agresión cumplía el doble propósito de probar su parafernalia guerrera y hacer gimnasia preparatoria de la agresión en Medio Oriente; y al  mismo tiempo reafirmar el control regional centroamericano golpeando y tumbando con un lanzamiento dos bolos.

Queda al descubierto que no era la preocupación por la democracia en el país lo que motivaba a dichos opositores, sino una serie de compromisos muy serios de carácter geopolítico, que ligaban en un destino común de sujeción a Panamá y Nicaragua, aherrojadas por el potencial -real en una y virtual en la otra- de albergar un canal interoceánico.

Esta es una hipótesis de trabajo que nos llevó a desarrollar un ensayo plasmado en el libro titulado "Galeones y Aviones: geopolítica norteamericana para la región Caribe- Centroamericana".

En la actualidad el cierre de filas del gobierno de Martinelli junto a Costa Rica en la provocación contra Nicaragua contiene la misma significación.

Mas adelante cabe señalar que el apoyo de los Estados Unidos a la candidatura de Alemán Zubieta, actual administrador del Canal, para presidente de la república en el próximo periodo, contiene la misma significación sobre la preeminencia de la política canalera y su proyección, acomodando toda  la presentación de la política exterior panameña a los intereses de un enclave aun subsistente.

Lo que no es nada desdeñable es la comprobación de un pensamiento geopolítico subalterno, pero asumido con firme aceptación, por los políticos oligárquicos panameños que cumplen el papel de instrumentos del imperialismo yanqui, ejercido con entusiasmo y a cabalidad.